Misión Rango medio Kira Izuru
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Misión Rango medio Kira Izuru
-Lo lamento chicos, pero el Rukongai no es lugar para un shinigami raso, allí no se respeta la autoridad, mucho menos en el distrito 65.
Dije a los fierles soldados de mi escuadrón, que vieron apenados como me alejaba hacia las cuatro puertas, concretamente, la puerte norte, la misión no parecía muy difícil, nada más arriesgado que ir allí, arrestar a aquellas personas que producen los alborotos y volver a informar de los acontecimientos, pero el riesgo se encontraba en el lugar, el Rukongai era un suburbio, de 320 distritos, repartidos a 80 por cada punto cardinal, cuanto más lejos más número y cuanto más número, más suburbano y peligroso. Aunque no debía tener mayores problemas.
Para evitar que me reconocieran como un shinigami, me vestí con una túnica típica, de color marrón oscuro, un sombrero sin ala, con un poco de copa, para evitar que me reconocieran, en verdad no me gustaba como iba vestido parecía ridículo, pero los shinigamis del cuarto escuadrón, encargados de los primeros auxilios, los cuales me habían proporcionado el traje, aseguraron que no llamaría la atención de nadie, mientras mantuviera mi reiatsu en medidas normales.
Continué, mande que subieran la puerta Norte, vestido con aquella túnica, mientras me dirigía hacia el distrito 65, alejado de la mano de Dios, e incluso de cualquier persona, puesto que al llegar allí, después de un rato, puesto que no debía usar shumpo, no encontré ni una sola alma con la que entablar una conversación, para preguntar con lo sucedido.
La situación era nefasta, las casas parecían ruinosas, cochambrosos desperfectos que se mantenían de pie gracias a la ayuda de la esperanza de las pobres gentes que allí vivían, tejados rotos, paredes descorchadas, puertas tiradas, crstales rotos de botellas de ron whisky, sake y de ventanas, todo parecía un caos.
Dije a los fierles soldados de mi escuadrón, que vieron apenados como me alejaba hacia las cuatro puertas, concretamente, la puerte norte, la misión no parecía muy difícil, nada más arriesgado que ir allí, arrestar a aquellas personas que producen los alborotos y volver a informar de los acontecimientos, pero el riesgo se encontraba en el lugar, el Rukongai era un suburbio, de 320 distritos, repartidos a 80 por cada punto cardinal, cuanto más lejos más número y cuanto más número, más suburbano y peligroso. Aunque no debía tener mayores problemas.
Para evitar que me reconocieran como un shinigami, me vestí con una túnica típica, de color marrón oscuro, un sombrero sin ala, con un poco de copa, para evitar que me reconocieran, en verdad no me gustaba como iba vestido parecía ridículo, pero los shinigamis del cuarto escuadrón, encargados de los primeros auxilios, los cuales me habían proporcionado el traje, aseguraron que no llamaría la atención de nadie, mientras mantuviera mi reiatsu en medidas normales.
Continué, mande que subieran la puerta Norte, vestido con aquella túnica, mientras me dirigía hacia el distrito 65, alejado de la mano de Dios, e incluso de cualquier persona, puesto que al llegar allí, después de un rato, puesto que no debía usar shumpo, no encontré ni una sola alma con la que entablar una conversación, para preguntar con lo sucedido.
La situación era nefasta, las casas parecían ruinosas, cochambrosos desperfectos que se mantenían de pie gracias a la ayuda de la esperanza de las pobres gentes que allí vivían, tejados rotos, paredes descorchadas, puertas tiradas, crstales rotos de botellas de ron whisky, sake y de ventanas, todo parecía un caos.
Kira Izuru- Capitan 3° escuadron
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Re: Misión Rango medio Kira Izuru
La misón pendia de un hilo, sin que ocurriera nada en los alrededores, sería imposible resolver el cometido con éxito.
La normativa aconsejaba esperar en estos momentos, por lo menos hasta que alguna persona pasara por aquel lugar.
El atardecer del Sol calló por los cristales rotos del pavimento irregular, tiñéndolos de un rojo anaranjado, mientras se apagaba a la luz de la noche, cálida en aquel escondrijo de esperanzadas cucarachas sin normbre.
De un cañejón cercano, situado a mi izquierdo por el que no pasaría siquiera un carro con ruedas finas, nació una voz, una melancólica voz que dijo en palabras firmes:
-Hola, ¿quien eres?
Un escuálido niño asomaba su cabeza revoltosa por la pared sinuosa del callejón, de pelo negro, sucio y descuidado, unos brazos dminutos y escuálidos, sostenía en la mano izquierda, caída, un palo puntiagudo que creería poder usar como defensa... Sus ojos revoltosos eran de un color rojo escarlata, con los que repasaba mi contorno en una vaga visión de la realidad, pues no sospecharía quien en verdad yo era. Apartóse poco a poco de la pared, dejando ver una vestimenta corta y rasgada, un pantalón pesquero, por las rodillas, de color azul gastado, sucio, maloliente, una camiseta ajustada, pequeña ruinosa,. a rallas verdes y blancas, en vertical, eran su ropa, sin zapatos unos pequeños pies que sujetaban un cuerpo de unmetro de altura, esmirriado, casi inexistente.
-Hola muchacho, me llamo.... Restroc, Bill Restroc-Nombre falso por si las moscas- ¿Sabes donde está todo el mundo?
-Están escondidos, esto... no debo hablara de ello pero no creo que pase nada, hay unos hombres malos buscando a la gente, para secuestrarla, venderla en esos comercios de gente qe está atada....
-Vaya, pues eso está mal... oye muchacho, ¿cual es tu nombre?
-O, mi nombre, no me acuerdo de él, pero por aquí me llaman Precios, porque tengo la habilidad de tasar las cosas de mejor medida.
-O bueno, pues entonces, Precios, podrías tu llevarme a donde esa gente se asienta, necesito hablar con ellos... son.. asuntos de mayores....
-De acuerdo, pero es peligroso, está usted seguro de eso, no quiero que pueda acerse daño, o que puedan matarle.
El muchacho parecía conocer los pecados del mundo, concientemente, reconocía el peligro pero por alguna razón no tenía miedo, quizás gracias a sus aptitudes comerciantes, nadie quería matarlo, porque podría hacer negocio con él, no s dirigimos por el callejón del que había aparecido, luego, a la izquierda, otra vez a la izquierda un rato, parecía un laberinto de paredes con carcoma...
La normativa aconsejaba esperar en estos momentos, por lo menos hasta que alguna persona pasara por aquel lugar.
El atardecer del Sol calló por los cristales rotos del pavimento irregular, tiñéndolos de un rojo anaranjado, mientras se apagaba a la luz de la noche, cálida en aquel escondrijo de esperanzadas cucarachas sin normbre.
De un cañejón cercano, situado a mi izquierdo por el que no pasaría siquiera un carro con ruedas finas, nació una voz, una melancólica voz que dijo en palabras firmes:
-Hola, ¿quien eres?
Un escuálido niño asomaba su cabeza revoltosa por la pared sinuosa del callejón, de pelo negro, sucio y descuidado, unos brazos dminutos y escuálidos, sostenía en la mano izquierda, caída, un palo puntiagudo que creería poder usar como defensa... Sus ojos revoltosos eran de un color rojo escarlata, con los que repasaba mi contorno en una vaga visión de la realidad, pues no sospecharía quien en verdad yo era. Apartóse poco a poco de la pared, dejando ver una vestimenta corta y rasgada, un pantalón pesquero, por las rodillas, de color azul gastado, sucio, maloliente, una camiseta ajustada, pequeña ruinosa,. a rallas verdes y blancas, en vertical, eran su ropa, sin zapatos unos pequeños pies que sujetaban un cuerpo de unmetro de altura, esmirriado, casi inexistente.
-Hola muchacho, me llamo.... Restroc, Bill Restroc-Nombre falso por si las moscas- ¿Sabes donde está todo el mundo?
-Están escondidos, esto... no debo hablara de ello pero no creo que pase nada, hay unos hombres malos buscando a la gente, para secuestrarla, venderla en esos comercios de gente qe está atada....
-Vaya, pues eso está mal... oye muchacho, ¿cual es tu nombre?
-O, mi nombre, no me acuerdo de él, pero por aquí me llaman Precios, porque tengo la habilidad de tasar las cosas de mejor medida.
-O bueno, pues entonces, Precios, podrías tu llevarme a donde esa gente se asienta, necesito hablar con ellos... son.. asuntos de mayores....
-De acuerdo, pero es peligroso, está usted seguro de eso, no quiero que pueda acerse daño, o que puedan matarle.
El muchacho parecía conocer los pecados del mundo, concientemente, reconocía el peligro pero por alguna razón no tenía miedo, quizás gracias a sus aptitudes comerciantes, nadie quería matarlo, porque podría hacer negocio con él, no s dirigimos por el callejón del que había aparecido, luego, a la izquierda, otra vez a la izquierda un rato, parecía un laberinto de paredes con carcoma...
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Re: Misión Rango medio Kira Izuru
Quizás aquel muchacho supiese más de lo que parecía, pero no debía de hacerle muchas pregunatas sino se asustaría, por lo que lo seguí, con la luz de la noche pisándonos los pies, la Luna, esbelta, mezclaba los ojos escarlata del muchacho, como si fuera un hollow salido de la tierra, para rendirle homenaje.
El laberíntico pasadizo casi subterráneo devido a la estrechez de las calles, nos llevó hacia, quien lo hubiera dicho, una planicie de hierba y arbustos salvajes, silvestres, mal cortados, donde un para de metros delante de mí, había una especie de manufactura o almacén, encendido por un pequeña lamparilla, que podía apreciarse desde los cristales, estos intactos, el muchahco señaló:
-Ahí, ahí es donde hacen los cambios, pero ahora no están trabajndo, normalmente por la noche se divierten.
-De acuerdo muchacho, eres muy amable- del bolsillo, saqué un poco de dinero, aunque en aquella zona era una cantidad gloriosa, le serviría al muchacho para acercarse a un distrito más digno.-Toma, esto es tuyo, úsalo bien, escucha, intenta por todos los medios recordar tu verdadero nombre, una vez lo hayas echo, no lo sueltes, esta es la única pertenencia que nadie te puede quitar, jamás, no dejes que la gente las manipule a su gusto.
-Sí señor-dijo el muchacho recojiendo el dinero y marchándose.
Ahora la turbia noche me hacía adentrarme en aquel inesperado estercolero colacoso, donde ratas inmundas parecían no pensar en los sentimientos de la gente, para disgustos de los suburbanois dignos.
El laberíntico pasadizo casi subterráneo devido a la estrechez de las calles, nos llevó hacia, quien lo hubiera dicho, una planicie de hierba y arbustos salvajes, silvestres, mal cortados, donde un para de metros delante de mí, había una especie de manufactura o almacén, encendido por un pequeña lamparilla, que podía apreciarse desde los cristales, estos intactos, el muchahco señaló:
-Ahí, ahí es donde hacen los cambios, pero ahora no están trabajndo, normalmente por la noche se divierten.
-De acuerdo muchacho, eres muy amable- del bolsillo, saqué un poco de dinero, aunque en aquella zona era una cantidad gloriosa, le serviría al muchacho para acercarse a un distrito más digno.-Toma, esto es tuyo, úsalo bien, escucha, intenta por todos los medios recordar tu verdadero nombre, una vez lo hayas echo, no lo sueltes, esta es la única pertenencia que nadie te puede quitar, jamás, no dejes que la gente las manipule a su gusto.
-Sí señor-dijo el muchacho recojiendo el dinero y marchándose.
Ahora la turbia noche me hacía adentrarme en aquel inesperado estercolero colacoso, donde ratas inmundas parecían no pensar en los sentimientos de la gente, para disgustos de los suburbanois dignos.
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Re: Misión Rango medio Kira Izuru
La fabrica, desde el exterrior parecía alta, elevada, quizás de tres pisos, tenía una robusta construcción, la estructura principal de madera, la secundario de hormigón, el techo era recto, algo abombado para evitar goteras de un color gris pálido toda la estructura, como los cabellos de un anciano, se escuchaba golgorio, música de cabaret, fiesta, jarrasa agitándose en las abruptqas barabas languiformes de los borrachos crueles, mercaderes de esclavos.
Entré, mientras, todo hizo silencio, más de treinta miradas se posaron en mis ojos, mientras todos desenvainaban sus armas, preguntándose quien era yo. La fiseta corría, mujeres semidesnudas, vino en botella, olor a cerveza aguada, sake, bebidas alcohólicas, muchos hombres subían con mujeres ligeras hacia las habitaciones superiores, otros jugaban a partidas de azar en numerosas mesas redondas donde en el centro se apilaban sumas de dinero negro:
-Mujeres, dinero, asesinato, lo tenéis todo a mi favor, y bien, quienes aquí han generado todos aquellos alborotos nauseabundos mientras se enriqucían del minorista oportuno, vendiéndolo como exclavo a otro distrito. Quienes deben ser arrestados.
Desenvainé la zampakutoh, mientras treinta hoimbres corrían despavoridos hacia mi posición, me vastó un ligero shumpo para que se apelotonaran todos unos encima de otros, me apoyé de un salto, de pie en una viga del primer piso en el techo.
-Empecemos.....
Entré, mientras, todo hizo silencio, más de treinta miradas se posaron en mis ojos, mientras todos desenvainaban sus armas, preguntándose quien era yo. La fiseta corría, mujeres semidesnudas, vino en botella, olor a cerveza aguada, sake, bebidas alcohólicas, muchos hombres subían con mujeres ligeras hacia las habitaciones superiores, otros jugaban a partidas de azar en numerosas mesas redondas donde en el centro se apilaban sumas de dinero negro:
-Mujeres, dinero, asesinato, lo tenéis todo a mi favor, y bien, quienes aquí han generado todos aquellos alborotos nauseabundos mientras se enriqucían del minorista oportuno, vendiéndolo como exclavo a otro distrito. Quienes deben ser arrestados.
Desenvainé la zampakutoh, mientras treinta hoimbres corrían despavoridos hacia mi posición, me vastó un ligero shumpo para que se apelotonaran todos unos encima de otros, me apoyé de un salto, de pie en una viga del primer piso en el techo.
-Empecemos.....
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Re: Misión Rango medio Kira Izuru
---------------(Batalla en tercera persona)--------------------
El muchacho rubio saltó del pilar para caer encima de tres hombres grandes, golpeando con el mango, las cabezas de todos, tan rápido para ellos que ni siquiera pudieron darse cuenta, inconscientes cayeron al suelo, mientras, Kira esquivaba un ataque propinado por un gran casi decir gigante, que peleaba a manos descuviertas, para golpear con la mano en reverso la yugular del grandote mientras este se desplomaba encima de otros cuatro, así sucedió el combaste, poco a poco, Kira íbase desaciendo de los maleantes indiscriminados, a veces con golpes, con algún que otro kidoh de presa, pero lo que Kira pudo entrever, en medio de las fuerzas ínfimas de cada uno de los luchadores, era que uno tenía más fuerza que el resto, apoyado en la silla, de respaldo, en actitud chulesca, esperaba a que el muchacho rubio despachara a todos y cada uno de los presentes, una vez terminado el trabajo dijo:
-Me toca, jaja, ahora sentirás la furia de mis acciones.
De su túnica saco una espada, ligera y angulada, como una guadaña, mientras, pronunció un comando, una habilidad que Kira no esperaba.
-Luz cegadora.
La espada emitió un fulgor hipnotizante, que impedía la visión, de repente, el muchacho sintió un corte en el brazo, para sorpresa de éste, sangraba en cantidad, casi había llegado al músculo interior.
Pero Kira concentró su fuerza, para decir:
-Alza tu cabeza Wabisuke.
No miraba nada, pero sabía que un par de golpes bloqueados con su zampakutoh bastarían para evitar que el otro individuo pudiera siquiera levantarla, así fue, Kira concentró su nivel de atención para bloquear los fulgorosos golpes del enemigo en el último momento, una vez bolqueados tres, el resplandor desapareció, el enmigo intentaba levantar su zampakutoh sin conseguirlo, Kira se acercó, propinándole una fuerte patada en la cabeza, con la que lo dejó inconciente.
La misión había concluído, Kira, utilizó un shumpo rápido para llegar al tercer escuadrón, aún de noche informó de lo ocurrido y de la posición de los apresados, así unos cuantos shinigamis corrieron a la zona para termianar el trabajo, Kira evitó matar a nadie por que aquellos hombres no se merecían morir, merecían ser esclavos de unos barrotes para el resto de su vida, el propio Kira se encargó de liberar al resto de gentes vendidas en el mercado de esclavos, al final resultaron ser bastantes, pero con la ayuda de su escuadrón lo consiguieron, también ocurrió, que el joven Precios recordó su nombre: James Brook.... todo acabó más o menos bien, el brazo de Kira fue curado por el cuarto escuadrón en poco tiempo
El muchacho rubio saltó del pilar para caer encima de tres hombres grandes, golpeando con el mango, las cabezas de todos, tan rápido para ellos que ni siquiera pudieron darse cuenta, inconscientes cayeron al suelo, mientras, Kira esquivaba un ataque propinado por un gran casi decir gigante, que peleaba a manos descuviertas, para golpear con la mano en reverso la yugular del grandote mientras este se desplomaba encima de otros cuatro, así sucedió el combaste, poco a poco, Kira íbase desaciendo de los maleantes indiscriminados, a veces con golpes, con algún que otro kidoh de presa, pero lo que Kira pudo entrever, en medio de las fuerzas ínfimas de cada uno de los luchadores, era que uno tenía más fuerza que el resto, apoyado en la silla, de respaldo, en actitud chulesca, esperaba a que el muchacho rubio despachara a todos y cada uno de los presentes, una vez terminado el trabajo dijo:
-Me toca, jaja, ahora sentirás la furia de mis acciones.
De su túnica saco una espada, ligera y angulada, como una guadaña, mientras, pronunció un comando, una habilidad que Kira no esperaba.
-Luz cegadora.
La espada emitió un fulgor hipnotizante, que impedía la visión, de repente, el muchacho sintió un corte en el brazo, para sorpresa de éste, sangraba en cantidad, casi había llegado al músculo interior.
Pero Kira concentró su fuerza, para decir:
-Alza tu cabeza Wabisuke.
No miraba nada, pero sabía que un par de golpes bloqueados con su zampakutoh bastarían para evitar que el otro individuo pudiera siquiera levantarla, así fue, Kira concentró su nivel de atención para bloquear los fulgorosos golpes del enemigo en el último momento, una vez bolqueados tres, el resplandor desapareció, el enmigo intentaba levantar su zampakutoh sin conseguirlo, Kira se acercó, propinándole una fuerte patada en la cabeza, con la que lo dejó inconciente.
La misión había concluído, Kira, utilizó un shumpo rápido para llegar al tercer escuadrón, aún de noche informó de lo ocurrido y de la posición de los apresados, así unos cuantos shinigamis corrieron a la zona para termianar el trabajo, Kira evitó matar a nadie por que aquellos hombres no se merecían morir, merecían ser esclavos de unos barrotes para el resto de su vida, el propio Kira se encargó de liberar al resto de gentes vendidas en el mercado de esclavos, al final resultaron ser bastantes, pero con la ayuda de su escuadrón lo consiguieron, también ocurrió, que el joven Precios recordó su nombre: James Brook.... todo acabó más o menos bien, el brazo de Kira fue curado por el cuarto escuadrón en poco tiempo
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