Msión Rango medio Kira Izuru

Hacía ya algún tiempo que no era encomendado a un cometido relacionado con la exploración y el reconocimiento, que paradógicamente era la especialidad del cargo al que había sido encomendado: Taicho del tercer escuadrón.
De todas formas mi mente estaba animada, descansada y sosegada, mi energía vital se mantenía en pleno rendimiento, necesario para mantener una postura fría, distante y sigilosa entre el silencio carismático de una exploración importante.
Como en una de mis misiones anteriores, concretamente, la misión que me fue encomendada en las afueras de la ciudad Karakura, de derrotar dos espada, cumplida con éxito, en esta ocasión también me acompañarán mis fieles compañeros Lin y Jink, expertos en hadous y bakudous.
El cometido era sencillo. Explorar sin ser visto, evitar la lucha, aparte de todas esas pratañas burocráticas de informar antes de actuar en caso de encontrar algo extraño, aunque muchas veces se debe uno saltar el protocolo, pero solo en casos extremos.
Por suerte este tipo de casos no se presentaban muy a menudo, normalmente solo cuando alguien se encontraba en peligro o algo así debías salvarle pero poco más, a veces por el ataque de un hollow en plena misión o por el ataque de algo más grande, aunuqe era raro que eso ocurriera.

Me resultaba confortable continuar con mi especialidad, tanto que no dude ni un solo segundo en aceptar la misión. Apuré, con prisa, para llamar a mis dos fieles subordinados, que, me siguieron sin dudar ningún otro segundo.
Lin era ingenioso, era algo más fuerte que Jink, un muchacho honesto, precavido, serio, leal, era una analogía a mí, aunque quizás todavía demasiado sentimental.
Jink, era una muchacha joven, de mirada perdida en el chiste, algo sarcástica. le otorgaba a aquel trío siniestro el picante humorístico que cualquier momento necesita. Pero su maduración, o por lo menos la evolución de su actitud debía ser uno de sus objetivos.
Las misiones que normalmente requerían de silencio y perspectiva objetiva eran las más aburridas, pero, al fin y al cabo las que se debían efectuar en algún momento, aunque normalmente a los jóvenes les gustaban más las misiones tipo: Lucha a muerte entre tu enemigo y tu, por supuesto, Lin y Jink estaban muy emocionados, pero yo no esperaba que ocurriera nada significativo.
Era normal su emoción, por supuesto, un taicho no suele llevar a unos ciscípulos como ellos, a una misión, pero como era una misión aparentemente sencilla no tuve problemas de acerles un hueco, era como una evaluación de sus aptitudes.

-Bien muchachos, como eslavones de una cadena bien formada, debéis saber que el tercer escuadrón es sigiloso, nosotros definimos la información de la batalla y del horizonte, para luego completar nuestro cometido, proponiendo todo lo que se ha visto de forma objetiva e impasible.
-Sí, taicho
-Sí, taicho- Dijeron al unísono
-De acuerdo, pues, de momento las posiciones: Lin: flanco izquierdo; Jink:flanco derecho yo iré a la vanguardia, las normas son claras: NO pelear, NO ser vistos y la más importante INFORMACIÓN OBJETIVA.
-Sí, taicho.
-Aunque... si pasa algo se podría adornar un poquito con palabras como sangriento, matanza, un combate perfecto heheh, ¿Que me dices?
-Jink, bata de bromas de acuerdo, las normas son las normas, como no las cumplas estás destituída. A quedado claro.
-Sí, taicho-Dijo Jink, resignándose a los mandatos de su superior.
De esa forma el grupo "yo incluído" nos dirigimos hacia el lugar en cuestión: La Ciudad de Karakura
Recorrimos el Seiretei, a paso ligero, hacia el Senkaimon, la puerta de acceso al mundo humano, con el destino a la Ciudad Karakura, con la vista al frente, entramos, para recorrer un pasadizo oscuro en un final salir en aquella jubilosa y urbana ciudad

No habíamos sido previstos de ningún tipo de artilugio: gigai, prismáticos, algún dispositivo para ocultar reiatsu, etc, por lo que nuestros sentidos eran lo único que podíamos utilizar. Los muchachos parecían entusiasmados y sus miradas dibujaban brillantes sus vastos horizontes a sus respectivos flancos. Me hizo añorar la infancia de ser un shinigami raso, con una misión "importante" que completar.
"Jaja, que tiempos....."
La ciudad parecía tranquila, como hormigas de hormigón la gente se movía en multitudes, frenética y atolondrada, de esa misma forma, sus mentes débiles, no podían seguir nuestra estela, siquiera tendrían sospecha de que permanecíamemos allí.
Todo normal, esto en ciertas ocasiones era algo bueno, en realidad en la mayoría, pero cuando eres un shinigami normal, esperas encontrar algo interesante en lo que basar tus datos objetivos y poco a poco, las miradas de los jóvenes muchachos fueron palideciendo en busca de algo interesante. Después de un rato, nos acercamos a una pradera, con distorsiones terrenales, en forma de irregularidades, algo parecido a dunas, como en un desierto pero cubiertas de hierba y algún que otro arbusto.

-Bueno, parece que todo se mantiene en calma por la ciudad... que buena suerte.
-Pero como puedes decir eso taicho, a sido un coñazo, no había nada de nada, como usted dice, ahora que le diremos al Gotei al llegar, pues nada.
-Jink, si no pasa nada es porque el shinigami designado a esta zona hace un buen trabajo, eso nos favorece al Gotei, de acuerdo.
-Bueno, pues ojalá ese shinigami fuera un tonto inútil.....
En fin, que Jink estaba desilusioanada, también Lin parecía estar algo deprimido....
-Socorro... Socorrooooo
Una voz femnenina se escuchaba a lo lejos, recojimos nuestras armas para desenfundarlas, mientras corríamos, con un par de shumpos hacia la zona, recorrimos la pradera, debajo de una de estas dunas, se encontraba una muchacha, parecía ser un espíritu.
Cerca de ella, un hollow se le echaba encima, tenía una cara ósea en forma de cerdo y un cuerpo en forma de lombriz, pero era mucho más grande que Kira, quizás mediera trees o cuatro metros.
Con rapidez, Jink actuó, se acercó a todas velocidad, justo en el momento oportuno, para asestar un corto diagonal, que le rasgo la cara,aunque no le dió muerte.
-Muchacha, puedes vernos?
-Si, quienes sois.
-Corre ben, somos shinigamis, venimos a salvarte.
La muchacha se acercó corriendo hacia nosotros, tendría unos 17 años, el pelo castaño, los ojos de un color verde pálido, era morena, de complexión media, un poco delgada, parecía tener un reiatsu demasiado elevado para ser un espíritu, supongo que por eso le atacó aquel hollow.
Llevaba puesto un pantalón vaquero azul, rasgado por ls rodillas y una camiseta de manga corta de un color rosa o violeta, más o menos.
-Oye, muchahca, ¿que haces aqui?
-He venido a explorar, me gusta explorar.
-Bueno, oye, no te preocupes, dentro de poco estarás en un lugar mejor.
Jink seguía luchando contra el hollow lombriz, no le costó mucho derrotarlo y el hollow se largó, escapando por una garganta.
Lo malo fue, que tres segundos después, aparecieron unos siete o incluso diez hollows, atraídos por el reiatsu de Jink.
-O no, Jink, ven aquí rápido.
A toda prisa, nos movimos para colocarnos en una posición de vista triangular, espalda con espalda, para potrger a la muchacha exploradora.
-Lin, tu a aquellos dos, Jink, tu a aquellos otros dos, yo a estos de aquí.-Señalé con el dedo un grupo de cinco hollows.
La batalla fue rápida, nos encargamos rápido de los enemigos, yo utilicé un kidoh explosivo para derrotar a unos tres y los otros dos fueron dos cortes a sus caras óseas.
Jink no utilizó kidohs, simplemente atacó a los enemigos con su zampakutoh, primero a uno con cara de cerdo y luego a otro que parecía un zorro.
Lin, aunque parezca mentira, no mató a sus hollows, puesto que uno de ellos poseía un ataque venenoso, y tuvo que esquivar sus lanzamientos de este ataque para no ser envenenado, una vez derrotados los nuestros, fuímos en su ayuda, los hollows corrieron por patas.
Me dirigí hacia la muchacha.
-Bueno, ya estás a salvo, ahora no te muevas.
-Muchas gracias. Mi nombre es Emily Lith
-De nada- dije, mientras giraba mi zampakutoh y le daba un ligero golpe con el mango en la frente, entonces un pequeña mariposa apareció, para irse voilando al instante-quizás algún día puedas llegar a pertenecer al tercer escuadrón Emiliy Lith.