La llegada de dos Espada.

El parque, un lugar bello lleno de gente, y lleno de ese color verde caracteristico de aquellos lugares, niños corriendo, sonriendo, animales pequeños, ardilals y entre muchos más corren en busca de su alimento. El sol estaba en su maxima plenitud. Todo parecía tranquilo hasta que una Garganta se abrió encima del piso, no tan alto. Solo los animales pudieron sentir aquellas presiones espirituales, corriendo por todos lados.

Al abrirse la garganta un pie salió de esta, seguido de un cuerpo entero, era yo, quien salia de esta. Con mis manos en los bolsillos miraba al cielo mientras el sol me daba en toda la cara. Soneí, hacía tiempo que no sentía aquel calor, que me agradaba. Miré hacia atras para esperar a Channel, con una sonrisa.

- Llegamos parece.... -Acoté mientras del piso arranqué una flor y la comensé a mirar en todos los angulos, girandola.

-Las cosas no cambian mucho con el tiempo... -Pensé un poco nostalgico, el recordar aquella vida pasada, aquella vida que... ya era pasado.

Una garganta se abrió. De el salieron dos entidades, un arrancar de cabello blanco como la nieve y una fémina de cabellos que caían como cascada de fuego. Salió. Caminó varios pasos en descenso, observando con cuidado el terreno verdoso y húmedo que adornaba el sitio. Era tarde y la gente comenzaba a reunirse en sus hogares, para ellos, a penas el comienzo de algo, destrucción, batalla o una simple charla, que iba más encaminado a lo último. Tocó tierra firme y alzó la cabeza para apreciar el cielo, las nubes padecían un color grisáceo. Pronto llovería. Inclinó levemente su rostro y entre forcejeos de su mandíbula emitió un discreto bostezo. Le llamó bastante la atención la manera curiosa de su compañero al observar aquella floresilla, mucho interés.

-. Te hubiera dicho que fuésemos a beber algo...pero dudo mucho que nos sirvieran-. Acotó con voz sobria, casi reseca. Prosiguió por su camino pateando piedrecillas que encontraba al paso. Una gota cayó sobre su rostro. Era la magia del lugar, pese a que no eran humanos o cuerpos realmente físicos podían sentir lo natural del lugar. Ahora, aquello era lo único que permenecía casi intacto de la última vez de ataque, hacía muchos años de eso, fue lo menos afectado, y era la suerte de que el arrancar asignado a esa zona era amable e indulgente, mera fortuna para los que andaban ese día por ahí.

Spoiler:

Seguía mirando la flor, en eso sin querer la flor se congela y se rompe en mil pedazos, debido a que la presionaba fuerte. Vi como los fragmentos volaban en el aire y se difuminaban con el viento. Al ver todo aquello solo suspiré para luego mirar a Channel y escucharla.

-¿Beber? por mi ningun problema, pero podriamos ir a una cantina y tomar cualquier barril, nadie nos ve de todos modos.

En eso miré los edificios del lugar, mucha tecnología para mi. Me había dado cuenta de el tiempo que había pasado en Hueco mundo, nuevamente volvía la nostalgia.

-Al parecer ya no sirven en barriles... creo...

Vi como Channel se alejaba pateando piedritas, sonreí, y me coloqué detras de ella tomandole los hombros con ambas manos mientras que acercaba mi cara a su oido mientras sonreia levemente.

-¿Y adonde vamos entonces? ¿Channel-chan?

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